(Cartas de aprendizaje y madurez)
de HUNTER S. THOMPSON
Advertencia inicial: solo
para letraheridos y cagatintas.
Hace algo más de seis años y aún bajo los efectos
psicotrópicos y el subidón de adrenalina provocados por la lectura de Miedo y asco en Las Vegas, fue cuando
comencé a enviar anónimos cada vez más violentos y amenazadores a la sede de la
editorial Anagrama clamando por la reedición de los textos de Hunter S.
Thompson que llevaban más de veinte años descatalogados en España.
Confusamente trataba de hacerles entender a los esbirros de
Jorge Herralde que tras arduas investigaciones a base de búsquedas combinadas
en Google había llegado a la conclusión de que tan solo en la vieja piel de
toro éramos más de medio millón los aspirantes a escritor maldito y todos nos habíamos leído ya la docena y media de
Compactos de Bukowski.
El viejo Hank sistematizó el realismo sucio pero, probablemente, la fascinación que provoca en todos los letraheridos y
cagatintas del mundo tenga mucho que ver con el descarnado biografismo mediante
el que relata la persecución del sueño
del escritor frustrado. Más allá de etiquetas literarias, el mito de
Bukowski representa una hoja de ruta. Un plazo. No pudo vivir de la literatura
hasta pasada la cincuentena pero, ¡demonios!, miradlo ahora… el puñetero
referente de cientos de miles de infectados por la venérea literaria.
No obstante, por aquí ya hemos plagiado todos sus textos;
nos hemos entregado con fruición a imitar su estilo y a la fuerza hemos sido
impelidos a reproducir también su periodo de formación en todo el catálogo de
empleos temporales, precarios y no cualificados. El mundillo literario sigue siendo esa fiesta que siempre se
desarrolla al otro lado de la ciudad y para la que nunca tenemos invitaciones
así que necesitamos nuevos estímulos para no venirnos abajo y seguir sentados
ante el teclado con la esperanza de que tarde o temprano saltarán las monedas
cada vez que aporreemos las teclas.
Así que ahora que con el advenimiento de la Web 2.0 se
confirma la tendencia de que pronto habrá más escritores que lectores, parece
que al fin los muchachos de Anagrama se han dado cuenta de que por ahí hay una
brillante veta de mercado.
Fear and Loathing Cover by CaptainChibi |
Necesitábamos otro icono borrachuzo, drogota e independiente
que hubiese salido de la nada para sembrar el panorama literario de latas de
cerveza vacías y apagar colillas en los sillones de los eruditos y eso es,
precisamente, lo que vamos a encontrar en El
escritor gonzo de Hunter S. Thompson.
Bajo el afortunado título se recogen dos volúmenes con una
selección de las cartas que cada madrugada Thompson comenzaba a escribir
compulsivamente cuando consideraba que la mezcla de ron y cerveza era ya
demasiada para seguir trabajando en las novelas que siempre le rechazaban las
editoriales o bien en sus personales artículos de reportero freelance que, surgidos al calor del
Nuevo Periodismo, pronto inaugurarían el subgénro
gonzo donde la vivencia del reportero y su búsqueda de información a menudo
cobran mayor importancia que la noticia misma.
La primera parte, bajo el título de ‘El camino de la
dignidad’ recoge la correspondencia que va de 1955 a 1967 (versión original: The Proud Highway, Villard Books, 1997).
La segunda, ‘Miedo y asco en América’ corresponde al período entre 1968 y 1976
(Fear and Loathing in America, Simon
& Schuster, 2000).
Personalmente nunca he sido demasiado partidario de este
género para eruditos freudianos y filólogos cotillas pero, en este caso, no se
trata de husmear en el cajón de los calzoncillos de ningún escritor fiambre
puesto que cuando se publicaron los
originales el Doctor HST aún no se había pegado el tiro en la sien y, en
ambos volúmenes, se percibe la voluntad del autor de sistematizar definitivamente
tanto su concepto de la ficción y
el periodismo como su visión siempre rayando lo paranoide del mundillo
literario y el contexto sociopolítico.
El resultado es un ciclo formativo por entregas a la vez
que un manual de supervivencia para adentrarse en la jungla literaria y/o
periodística.
Una obra que quizás no sea para leer de una sentada sino
más bien para dosificar como se hace con la Biblia en las iglesias (Carta
primera de S. Thompson a los… ); en definitiva y, retomando la idea
introductoria, un libro de cabecera para todo escritor, periodista o bloguero
que se resista a tirar la toalla aún después de haber estado besando la lona en
todos los asaltos.
Recomendación final:
imprescindible para letraheridos y cagatintas.
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