viernes, 7 de octubre de 2011

Terapia de choque: TANiA con i. 56º edición de Enrique Rubio (UNCENSORED)

(Ante la "polémica" suscitada en ciertas y tenebrosas redes sociales y la puesta off-line en la plataforma de origen, aquí tenéis la versión sin censurar de la reseña en cuestión... ¡coño, ni que estuviésemos hablando de dispararle al Papa!)


A través del Premio Francisco Casavella 2011, Destino apuesta por los efectos devastadores -literarios y sociológicos- de las nuevas propuestas narrativas.










Antes de empezar y para evitar confusiones que quede claro que ésta no es una reseña objetiva…
Si los redactores jefe de esta publicación me permiten el uso de la primera persona, diré que esta es la reseña de un fanático.
De hecho, probablemente ni siquiera se trate de una reseña.
‘Terapia’ quizá defina mucho mejor lo que estás a punto de leer.

Antecedentes

 La primera novela de Enrique Rubio (Tengo una pistola. Booket, 2009) me cambió —literalmente— la vida. Desbrozó el camino y me señaló el rumbo (tal vez en un futuro no muy lejano Enrique Rubio acabé demandándome por plagio y, bueno, no le faltará razón). 


A través de Tengo una pistola volví a reconciliarme con la narrativa española, no toda estaba enterrada en las fosas comunes de la Guerra Civil (para más información pincha aquí) y ahora ha llegado Tania con i®. 56º edición (Premio Francisco Casavella. Destino. 2011) para confirmar todas las sospechas… en serio, he tratado de encontrarle alguna pega a esta novela, alguna incoherencia argumental, algún descenso en el ritmo narrativo, algún lugar común, clichés, tópicos, lo que fuese… y al final esto es lo único que se me ocurre: es definitivo… ¡odio a Enrique Rubio!


Pienso que la Ley debería controlar estas cosas y las fuerzas del orden no deberían permitir que ningún ejemplar de cualquier novela de Enrique Rubio se acercase a menos de un centenar de metros de cualquier escritor o aspirante a serlo… sin duda, le arruinará la vida. 
Lo digo por experiencia.


Las novelas de Enrique Rubio son como vikingos enloquecidos desembarcando en tus neuronas  para incendiar todas tus sinapsis, saquear tus ínfulas literarias y violar desenfrenadamente a todas tus improbables musas así que, si eres escritor y por casualidad o por error te encuentras con Tania con i, no lo dudes, corre en la dirección contraria y nunca mires atrás.


Si por el contrario eres una persona mentalmente sana que no anda metida en el acelerador de hadrones del mundillo literario, un lector ávido pero tranquilo incapaz de experimentar la envidia, un lector interesado por nuevas propuestas narrativas tal vez sí que deberías echarle un vistazo a las novelas de Rubio y, cuando digo tal vez, me refiero a inmediatamente, pero mucho cuidado…

Advertencia: DANGER

Tania con i no es una de esas novelas para leer “de un tirón” y si tratas de hacerlo sin intervalos aleatorios de relax y curas de sueño probablemente te encuentres a ti mismo con medio cuerpo paralizado o echando espuma por la boca mucho antes de llegar a la página 100. Tania con i es tan intensa que sólo se puede leer como se beben los chupitos de tequila, con las pausas suficientes para que los gusanos te lleguen al estómago y comiencen a retorcerse.


Como lo fue Tengo una pistola, Tania con i es otro artefacto literario diferente, peligroso y más perturbador que un nazareno autoflagelándose en la cabina de un peep show.


No dejarán indiferente a nadie.


Se convertirán en tus nuevas biblias o te provocarán tal aversión que pensarás que lo que tienes entre las manos son las biblias de los otros pero, nunca olvides que el bien y el mal no son nada más que puntos de vista y, en cuestiones artísticas —ya lo dijo Aristóteles—, lo importante es la catarsis y el amor y el odio se cotizan a la par en el mercado de las emociones postraumáticas porque, en fin, algo así será lo que experimentes si llegas hasta el final de Tania con i sin haber sucumbido por el camino a cualquier tipo de ataque de ansiedad, histeria, apoplejía o lo que sea… si has llegado al final de Tania con i sin experimentar la rabia animal contra ti mismo o, más probablemente, contra el tal Enrique Rubio porque serás plenamente consciente de que -si los redactores jefe me permiten la expresión- el muy capullo ha encontrado todos tus talones de Aquiles psico-sociológicos, los de todos tus amigos, los de tu tatuador y los de toda tu tribu urbana; habrás asistido impávido durante más de cuatrocientas páginas al triturado sistemático de todos tus principios e ideales, de tu estética y de lo que creías que venía siendo tu propia personalidad entre mordiscos alucinados de mordacidad y humor negro ante los que no te habrá quedado más remedio que reírte a carcajadas por mucho que hubieses tratado de sofocarlas para preservar una dignidad que no dejabas de ver pisoteada.  


Después de eso sólo restan…

Dos soluciones posibles

Aceptar la derrota y volver renacido de la experiencia de la lectura para disfrutar de una especie de Síndrome de Sthendal “afterrecontraneoposmoderno”


O bien, fingir que Enrique Rubio no te ha calado en absoluto y que, por supuesto, ninguno de los personajes o las evoluciones de Tania con i se te parecen lo más mínimo porque tú eres mucho más que eso. Tú eres auténtico y has de comportarte como tal así que haces lo único que podrías hacer para llevarle la contraria a ese tipejo que no deja de equivocarse todo el tiempo; de modo que te sientas tranquilamente en un parque y le sonríes afablemente a todo el mundo justo antes de empezar a diseminar unas cuantas esporas de ántrax por todas partes…

Amenaza “posmoderna” (o conclusión final)

Hablo en serio, yo he leído hasta el final Tania con i®. 56ª edición y creo que ahora puedo entender perfectamente lo que sentía Mark David Chapman paseándose delante del hotel de Lennon con un ejemplar de El guardián entre el centeno de Salinger siempre en el bolsillo y, si los redactores jefes de esta publicación me permiten la velada amenaza subliminal, os confesaré que Enrique Rubio nunca se olvida de echar un vistazo a ambos lados siempre que sale de algún sitio no vaya a ser que yo esté allí… esperándole.

Hace bien. 









2 comentarios:

  1. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

    ResponderEliminar
  2. Hola, buenas,

    Me alegra enormemente que se le dé eco a este fabuloso escritor. Comparto contigo que "Tengo una pistola" puede cambiar la vida de cualquiera con mínimas inquietudes artísticas (una obra maestra).

    "Tanía..." también me parece una novela estupenda, quizás se le pueda aplicar el cliché de que es "más madura"; pero la disfruté menos que su predecesora. A lo mejor, esto se debe a que me decidí por leerla de un tirón, 2 ó 3 días, no sé (no había visto tu "dosis recomendada" por aquel entonces). La comparación sujeta a mi opinión no puede desmerecer esta pedazo de novela con la que me reí a carcajadas constantemente, con ese final tipo guion de Almodóvar e, incluso, disfruté algunos fallos en la cronología de las pelis que ve Tanía cuando se empieza a hacer cinéfila (siempre he defendido que lo peor que se puede decir de una novela es que su punto fuerte reside en estar "muy bien documentada").

    Un saludo y felicidades por el blog.

    ResponderEliminar