jueves, 27 de octubre de 2011

Meditaciones desde el blogsuelo: Diálogo psicótico-literario con un gato

Hace ya un par de semanas desde el berrinche que se convirtió en la génesis de este blog y desde entonces no he dejado de darle vueltas a qué carajo hacer con él.
Hace un par de semanas dije que la idea era poder amenazar libremente a quién me diera la gana pero nada más llegar a la blogosfera literaria lo primero que me ha quedado claro es que por aquí ya está todo el mundo apuñalado... Además he caído en la cuenta de que yo no tengo ni siquiera media docena de miserables pero entrañables enemigos.
¿Algún consejo para meterme en problemas?

Un escritor de éxito que ni siquiera conozco pero que, al menos, ha sido el único que se ha dignado a contestar mis correos electrónicos escritos con recortes de periódico me ha dicho: "novato, por aquí ya está todo el pescado vendido, déjalo mientras puedas o acabarás en una cuneta cibernética con una sobredosis de ADSL en el hipotálamo."

Al parecer los tipos que hace cinco años tuvieron la suerte de estar en ese mítico lugar-adecuado-en-el-momento-oportuno se han ocupado ya de crear su propio mainstream blogosférico. Incluso han elaborado un mapa y establecido unas directrices de calidad bloguera:


Alberto Olmos fue uno de los pioneros en todo esto y hay que respetarlo y tal pero... Alberto, colega, así como lo dices casi parece más difícil abrir un blog que colarle una novela a alguna editorial despistada.

Por otra parte, al parecer Alberto Olmos es también el chico de moda del mes de octubre en el panorama literario patrio y eso le garantiza un macabro montón de enemigos en expansión geométrica... ¡Ah, Olmos, cómo te envidio!

Es entonces cuando en el navegador se abre de repente un cuadro de diálogo imposible que me desconcierta pero sólo un poco:

Kurky (gato): ¡Hosti, tú!... ¿por qué no te pones a rajar un rato del Olmos ese y así te subes también tú al carro?
Alter ego: ¿Hay algún carro? ¿Dónde?
Kurky (gato): Ya sabes, todos esos escritores tienen alarmas de Google con sus nombres así que, cada vez que los menciones, las arañas de los buscadores los atraerán como moscas a la mierda.
Alter ego: ¿Estás diciendo que lo que escribo es mierda?
Kurky (gato): ¿Tú no?
Alter ego: Hum... en fin, capto tu idea pero, ¿te importaría repetírmela otra vez?
Kurky (gato): Has de mencionar constantemente nombres de autores y títulos de libros en plan tope asertivo, como si en realidad los hubieses leído y todo. Los escritores frustrados y muertos por inanición son los únicos que leen los blogs de otros escritores frustrados y muertos por inanición. Ese ha de ser tu objetivo, tu nicho de mercado. Únicamente mencionando cuantos más nombres posibles podrás generar el tráfico suficiente para que los motores de búsqueda aumenten tu caché en blogspot y, así, poco a poco tu nombre comience a sonar en el patio de porteras de la nueva narrativa. Luego cuatro nociones básicas de escritura SEO y de ahí a la fama y al mapa de la blogosfera literaria de Olmos no hay ni medio paso.
Alter ego: Ok, puedo hacerlo, hay muchos tipos que me gustan: Douglas Coupland, Easton Ellis, Palahniuk y el Ray Loriga de los 90... Los mencionaré a todos.
Kurky (gato): ¡Oh cielos!... Eres aún más gilipollas de lo que ya sospechaba.
Alter ego: ¿Qué pasa?... ¿Qué he hecho mal esta vez?
Kurky (gato): Está bien, te haré un esquema. un mapa conceptual de esos que tanto te gustan.
  • Punto nº 1: Nada de escritores junkies pasados de moda.
 Alter ego: ¿Pasados de moda?... pero ni siquiera se han muerto en plan Bukowski.
Kurky (gato): Ssssh... cierra el buzón y escucha:
  • Punto nº 1: Hablar de escritores junkies no genera tráfico. A esos tíos no les hace falta saber idiomas. 
  • Punto nº 2: ¿Ray Loriga?... por favor, pero si es un anciano y ni siquiera tiene un blog, no lo necesita. Hablar de escritores sin blog, Facebook ni Twitter no genera tráfico. 
 Y sobre todo: 
  • Punto nº 3: HABLAR BIEN DE OTROS ESCRITORES NO GENERA TRÁFICO... probablemente se toquen delante de tu post pero ni siquiera se molestarán en escribir unos cuantos comentarios anónimos y amenazadores.
Alter ego: Ok, lo pillo colega. La consigna es poner a parir a escritores españoles adictos al Twitter. Se me ocurren unas cuantas cosas acerca de Pérez Reverte... me pongo a ello. 
Kurky (gato): Uf... acabas de inventar el punto nº 4: 
Nada de vacas sagradas. A las vacas sagradas sólo les interesa lo que tienen en el horno y además ya disponen de sus propios y refinados métodos para joder a los novatos.
Alter ego: ¿Entonces qué?... Regresamos al punto de partida y rajamos de Olmos como todo el mundo este mes de octubre.
Kurky (gato): Por ejemplo.
Alter ego: Está bien pero el pavo tiene un montón de novelas, ¿cuál nos leemos primero?
Kurky (gato): ¿Leer?... ¿Quién en este mundillo necesita leer nada para ponerse a destripar unas cuantas barrigas?
Alter ego: Creo que he vuelto a perderme y tengo la sensación de que quieres que me acabe convirtiendo en un tertuliano de Telecinco.
Kurky (gato): ¿No querías ser bloguero literario?
Alter ego: Bueno, quizás... pero es que aún me funcionan algunos principios.
Kurky (gato): Tranki tronko, eso se cura con el tiempo, además por ahí vas diciendo que eres escritor. Asúmelo.
Alter ego: ¿El qué?
Kurky (gato): Tu trabajo.
Alter ego: ¿En qué consiste?
Kurky (gato): Prostitución emocional pura y dura, colega, como de telemagacín de sobremesa.

Como comienzo a estresarme un poco, dejo el teclado, me acerco a la cocina y abro una lata de whiskas. Delicias de pescado y gambas, nada menos, que todos mis alter egos engullen sin saborear justo antes de dar media docena de vueltas en círculos sobre la alfombra y quedarse dormidos.

Vuelvo a estar solo.

¿Por dónde íbamos?...

Ah, sí. El leiv motiv de mi vida; siempre llegando tarde a todas las fiestas, justo cuando las botellas ya están vacías y los invitados fornican alegremente por las esquinas con sus propias parejas de baile...

La blogosfera literaria.

("bienvenidos al sida felino")

¿Por dónde empezar?...

Creo que rastrearé el blogsuelo en busca de alguna colilla a la que aún se le puedan extraer un par de caladas.




viernes, 7 de octubre de 2011

Terapia de choque: TANiA con i. 56º edición de Enrique Rubio (UNCENSORED)

(Ante la "polémica" suscitada en ciertas y tenebrosas redes sociales y la puesta off-line en la plataforma de origen, aquí tenéis la versión sin censurar de la reseña en cuestión... ¡coño, ni que estuviésemos hablando de dispararle al Papa!)


A través del Premio Francisco Casavella 2011, Destino apuesta por los efectos devastadores -literarios y sociológicos- de las nuevas propuestas narrativas.










Antes de empezar y para evitar confusiones que quede claro que ésta no es una reseña objetiva…
Si los redactores jefe de esta publicación me permiten el uso de la primera persona, diré que esta es la reseña de un fanático.
De hecho, probablemente ni siquiera se trate de una reseña.
‘Terapia’ quizá defina mucho mejor lo que estás a punto de leer.

Antecedentes

 La primera novela de Enrique Rubio (Tengo una pistola. Booket, 2009) me cambió —literalmente— la vida. Desbrozó el camino y me señaló el rumbo (tal vez en un futuro no muy lejano Enrique Rubio acabé demandándome por plagio y, bueno, no le faltará razón). 


A través de Tengo una pistola volví a reconciliarme con la narrativa española, no toda estaba enterrada en las fosas comunes de la Guerra Civil (para más información pincha aquí) y ahora ha llegado Tania con i®. 56º edición (Premio Francisco Casavella. Destino. 2011) para confirmar todas las sospechas… en serio, he tratado de encontrarle alguna pega a esta novela, alguna incoherencia argumental, algún descenso en el ritmo narrativo, algún lugar común, clichés, tópicos, lo que fuese… y al final esto es lo único que se me ocurre: es definitivo… ¡odio a Enrique Rubio!


Pienso que la Ley debería controlar estas cosas y las fuerzas del orden no deberían permitir que ningún ejemplar de cualquier novela de Enrique Rubio se acercase a menos de un centenar de metros de cualquier escritor o aspirante a serlo… sin duda, le arruinará la vida. 
Lo digo por experiencia.


Las novelas de Enrique Rubio son como vikingos enloquecidos desembarcando en tus neuronas  para incendiar todas tus sinapsis, saquear tus ínfulas literarias y violar desenfrenadamente a todas tus improbables musas así que, si eres escritor y por casualidad o por error te encuentras con Tania con i, no lo dudes, corre en la dirección contraria y nunca mires atrás.


Si por el contrario eres una persona mentalmente sana que no anda metida en el acelerador de hadrones del mundillo literario, un lector ávido pero tranquilo incapaz de experimentar la envidia, un lector interesado por nuevas propuestas narrativas tal vez sí que deberías echarle un vistazo a las novelas de Rubio y, cuando digo tal vez, me refiero a inmediatamente, pero mucho cuidado…

Advertencia: DANGER

Tania con i no es una de esas novelas para leer “de un tirón” y si tratas de hacerlo sin intervalos aleatorios de relax y curas de sueño probablemente te encuentres a ti mismo con medio cuerpo paralizado o echando espuma por la boca mucho antes de llegar a la página 100. Tania con i es tan intensa que sólo se puede leer como se beben los chupitos de tequila, con las pausas suficientes para que los gusanos te lleguen al estómago y comiencen a retorcerse.


Como lo fue Tengo una pistola, Tania con i es otro artefacto literario diferente, peligroso y más perturbador que un nazareno autoflagelándose en la cabina de un peep show.


No dejarán indiferente a nadie.


Se convertirán en tus nuevas biblias o te provocarán tal aversión que pensarás que lo que tienes entre las manos son las biblias de los otros pero, nunca olvides que el bien y el mal no son nada más que puntos de vista y, en cuestiones artísticas —ya lo dijo Aristóteles—, lo importante es la catarsis y el amor y el odio se cotizan a la par en el mercado de las emociones postraumáticas porque, en fin, algo así será lo que experimentes si llegas hasta el final de Tania con i sin haber sucumbido por el camino a cualquier tipo de ataque de ansiedad, histeria, apoplejía o lo que sea… si has llegado al final de Tania con i sin experimentar la rabia animal contra ti mismo o, más probablemente, contra el tal Enrique Rubio porque serás plenamente consciente de que -si los redactores jefe me permiten la expresión- el muy capullo ha encontrado todos tus talones de Aquiles psico-sociológicos, los de todos tus amigos, los de tu tatuador y los de toda tu tribu urbana; habrás asistido impávido durante más de cuatrocientas páginas al triturado sistemático de todos tus principios e ideales, de tu estética y de lo que creías que venía siendo tu propia personalidad entre mordiscos alucinados de mordacidad y humor negro ante los que no te habrá quedado más remedio que reírte a carcajadas por mucho que hubieses tratado de sofocarlas para preservar una dignidad que no dejabas de ver pisoteada.  


Después de eso sólo restan…

Dos soluciones posibles

Aceptar la derrota y volver renacido de la experiencia de la lectura para disfrutar de una especie de Síndrome de Sthendal “afterrecontraneoposmoderno”


O bien, fingir que Enrique Rubio no te ha calado en absoluto y que, por supuesto, ninguno de los personajes o las evoluciones de Tania con i se te parecen lo más mínimo porque tú eres mucho más que eso. Tú eres auténtico y has de comportarte como tal así que haces lo único que podrías hacer para llevarle la contraria a ese tipejo que no deja de equivocarse todo el tiempo; de modo que te sientas tranquilamente en un parque y le sonríes afablemente a todo el mundo justo antes de empezar a diseminar unas cuantas esporas de ántrax por todas partes…

Amenaza “posmoderna” (o conclusión final)

Hablo en serio, yo he leído hasta el final Tania con i®. 56ª edición y creo que ahora puedo entender perfectamente lo que sentía Mark David Chapman paseándose delante del hotel de Lennon con un ejemplar de El guardián entre el centeno de Salinger siempre en el bolsillo y, si los redactores jefes de esta publicación me permiten la velada amenaza subliminal, os confesaré que Enrique Rubio nunca se olvida de echar un vistazo a ambos lados siempre que sale de algún sitio no vaya a ser que yo esté allí… esperándole.

Hace bien. 









Meditaciones desde el blogsuelo: Diez motivos para abrir un blog

  1. En épocas de crisis cada vez tengo más tiempo libre.
  2. El porno en Internet comienza a estresarme un poco y...
  3. ... tengo tantas cosas que decir.
  4. Resulta más que evidente que la sociedad 2.0 NECESITA a otro escritor frustrado con su propio espacio para lloriquear.
  5. Mis antiguos editores aseguraban que "sería una buena idea".
  6. Mi agente insiste en que la "visibilidad" es fundamental.
  7. Mis futuros editores... en fin, ni siquiera saben que existo.
  8. Una chica atractiva me dijo una vez que "quien no tiene un blog no es nadie"... luego desapareció entre el humo de los cigarrillos por aquella época en la que aún era posible fumar en los bares.
  9. Ayer pasó esto:   
            Digamos que soy bastante buen bebedor. Siempre lo he sido pero anoche me quedé colgado a mitad de borrachera porque aquella mujer decidió durante el sexto combinado de ginebra con zumo de limón que no sería una buena idea despertarse esta mañana conmigo a su lado así que decidí telefonear a algún viejo amigo para que me acompañase a un after hours donde suelen apuñalar a la gente, pero mi amigo rehusó la invitación arguyendo que llevaba "horas durmiendo" porque "la gente normal suele tener un trabajo de verdad"... de modo que no me quedó más remedio que cabrearme para acabar diciendo: "Está bien, tú te lo pierdes. Iré yo solo me tomaré una Voll-Damm y cuando llegué a casa abriré un blog para sacar a la luz todos tus trapos sucios". "¿Un blog?... Tú no puedes hacer eso. No sabes", me dijo. Y yo: "Claro que puedo. Lo vas a ver y bla bla bla".
        Evidentemente este mediodía me desperté rodeado por el enorme despliegue de una resaca de gin y pensé: "Mierda, le has dicho que ibas a escribir un blog así que... manos a la obra". Luego me di media vuelta.   

     10. Hace un rato, la redactora jefe del website donde  a veces escribo gilipolleces ha censurado mi último artículo porque, al parecer, el exceso de subjetividad y las amenazas veladas contra los autores reseñados no encajan en la línea editorial de la publicación...

      Está bien, dije que abriría un blog y es definitivo... necesito un espacio propio desde donde poder amenazar a quién me dé la gana  y tal y cómo me apetezca.